No tengas miedo.
Hilo musical para esta entrada:
Tirada, con los ojos empañados en lágrimas, se miraron una vez más. Sabían que esta mirada no sería como las demás, que ahora las miradas se apreciarían más que una brizna de sol en una tormenta.
-¿Me esperarás?- espeto él con voz temblorosa por el esfuerzo que suponía articular aquella frase escondida en las sombras de su mente.
Intentando incorporarse, ella miró los zafiros ojos que poblaban su rostro. Esos ojos que una vez la llenaron de tranquilidad, paz y amor ahora se desvanecerían en la distancia de un inseguro futuro condicionado por el tiempo.
Y entonces fue cuando ella se dio cuenta de que las caricias, los abrazos y los besos merecían más atención que la puesta en el pasado. Que sus errores cometidos, ahora golpeaban duramente contra su pecho, sintiendo como el aire difícilmente escapaba. Que todas las tardes que ellos habían pasado, se dibujaban en los mapas del pasado con la sinfonía de la alegría del comienzo teñida de azabache. Quería alejarse cuanto antes de aquella situación y que todo volviera a ser como antes. Quería, simplemente, escapar de aquellos fantasmas que la envolvían en frio y la susurraban que sufrir por un amor a distancia no merecía la pena. Pero ella… ella mandaba al carajo a aquellos fantasmas que se interponían en su camino. Tenía la meta de seguir viendo la luna y las estrellas hasta tocarlas con la mano, de pintar recorridos en los espacios de su mente y que él fuese el protagonista, de reír hasta ser uno solo y seguir fundiéndose con espontáneos atisbos de magia. Tenía miedo pero, ¿acaso alguien no tiene miedo cuando está en una relación?
Entonces, decidida pero envuelta en un charco de lágrimas difícil de curar , le miro fijamente con la decisión que su corazón había tomado.
-Sí mi amor –dijo serenamente- Siempre estarás en mi corazón.
Comentarios
Publicar un comentario